América Latina ha registrado un notable aumento en la producción de energía renovable en los últimos años, impulsado por políticas gubernamentales favorables y un creciente interés del sector privado.

Según cifras recientes, la capacidad instalada de energía solar y eólica ha crecido exponencialmente, destacando a Brasil, México, y Chile como líderes en la adopción de estas tecnologías.

En Brasil, la Agencia Nacional de Energía Eléctrica reporta que la generación de energía a partir de fuentes renovables, excluyendo la hidroeléctrica, alcanzó un 15% de la matriz energética nacional en 2022. La energía solar ha visto un crecimiento del 40% respecto al año anterior, con más de 18 gigavatios (GW) de capacidad instalada.

México también ha visto un incremento significativo en su capacidad de energías renovables, con un enfoque particular en la energía solar y eólica.

De acuerdo con la Comisión Reguladora de Energía, para finales de 2023 se espera que la energía renovable represente el 30% de la capacidad total del país.

Chile ha sido pionero en la integración de energías renovables, con la meta de alcanzar un 100% de energía limpia en su matriz eléctrica para 2040. En 2023, la energía solar y eólica constituyen más del 50% de la generación total de electricidad, impulsando al país a liderar la región en este ámbito.

La inversión en energías renovables en América Latina también ha aumentado, con un informe reciente que indica que en 2022 se movilizaron aproximadamente 10.000 millones de dólares en nuevas inversiones.

Se espera que esta tendencia continúe, particularmente con el incremento de financiamiento verde y la priorización de proyectos de sostenibilidad por parte de inversores internacionales.

Sin embargo, la transición hacia energías limpias enfrenta desafíos, como la necesidad de mejorar la infraestructura de transmisión y distribución y la regulación adecuada.

Algunos países, como Argentina y Colombia, están explorando mecanismos para diversificar aún más su matriz energética y fomentar un entorno favorable para la inversión extranjera en el sector.

El crecimiento de las energías renovables en la región no solo contribuye a la lucha contra el cambio climático, sino que también tiene un impacto significativo en la economía, generando empleos y fomentando la estabilidad energética.

A medida que América Latina avanza hacia una mayor sostenibilidad, se observa un cambio progresivo en la percepción de las energías renovables como una solución viable y necesaria para el futuro energético de la región.