El clima adverso ha afectado considerablemente a los productores de algodón en el norte de Argentina durante la actual campaña agrícola.

En regiones como Chaco y ciertas áreas de Santiago del Estero, los productores enfrentan pérdidas que se estiman en más del 50%, y en algunos lotes, las pérdidas superan el 70%.

Las condiciones climáticas comenzaron prometedoras, con siembras en octubre bajo buenas condiciones, pero desde mediados de enero, la situación se deterioró con una severa sequía de entre 60 y 70 días, alta temperatura y eventos de heladas en mayo, que no se esperaban hasta junio.

La calidad del algodón también se vio severamente afectada.

Las cápsulas que estaban formándose no lograron abrirse debido a las heladas, lo que impactó negativamente en el proceso de cosecha y en la posterior desmotadora, donde la calidad se determinó insatisfactoria, resultando en descargas.

Muchos productores, como Marino González, informan de pérdidas de entre 15 y 30% en los mejores lotes, mientras que otros enfrentan reducciones de rendimiento de hasta el 80%.

En contraste, en los Bajos Submeridionales de Santa Fe, donde las lluvias fueron más favorables, los rendimientos han sido mucho más altos.

Sin embargo, el mercado ha experimentado una caída en el precio del algodón, con un descenso de 50 pesos por kilo de fibra, complicando la situación financiera de los productores en un momento crítico.

Al sur de Sáenz Peña, el productor Denis Konsimal adoptó una estrategia de siembra más tardía para evitar las altas temperaturas, pero se encontraron con excesos de agua que también afectaron negativamente la producción. En esa zona, se registraron caídas de hasta el 60% en las expectativas de rendimiento, que inicialmente se estimaban en 3,500 kilos por hectárea.

Gustavo Szkamarda, un productor del departamento Dos de Abril, ha informado que de los 900 milímetros de lluvia esperados, menos de 300 se hicieron presentes, resultando en pérdidas del 70% en sus rendimientos de algodón. Asimismo, la calidad del algodón se ha visto comprometida, dificultando su comercialización debido a la abundancia de productos de menor calidad disponibles en el mercado.

La situación se agrava al considerar que la escasez de agua también ha impactado la ganadería en la región, donde las napas de agua no se han recuperado tras tres años consecutivos de sequía. Esto indica un escenario preocupante para el sector agropecuario del norte argentino.